lunes, 16 de enero de 2012

La luz que guía el camino


Este fin de semana charlando con mi cuñado acerca de ciertas maneras de ver y entender la vida, que compartimos y nos acercan, me ha llevado a recordar esa pregunta que a veces solemos escuchar de si la vida merece la pena después de todos los sufrimientos, tristezas y batacazos que nos regala. Pregunta que al final puede desembocar en el pesimismo o en la práctica de un egoísmo feroz bajo el manto del relativismo y el “a vivir que son dos días”, sin más reflexión acerca de la vida.

Bien es cierto que la manida pregunta del “quién soy, de dónde vengo, a dónde voy…” suele aterrar a muchos, incapaces de hacer un profundo examen interior sobre su existencia. Y es que ese terror tiene su razón de existir pues son preguntas existenciales que apuntan directamente a la felicidad y a todos asusta no solo no encontrar una respuesta sino a responderlas y darse cuenta de que uno ha desvivido, más que vivido.

Recuerdo una frase que decía algo así como que la felicidad es un estado que esconde más seguridades que interrogantes y más respuestas que dudas.

Pues será porque la persona vive en la incertidumbre y en el caos que no permiten aclararse, y el camino hacia la felicidad proviene de encontrar esa luz, esa brújula interior que alumbre el camino. Una vez encontrada es cuando uno puede responderse a qué hace uno aquí y a que está llamado, qué misión se le ha encomendado en la vida.

La “llamada” significa que uno solo puede dirigir su vida hacia donde quiere cuando siente la necesidad de ir en esa dirección porque siente que eso es lo que llama, y por tanto le llena. La felicidad reside entonces en acercarse lo máximo posible al destino fijado. Pero no es un destino ni un camino al que se pueda llegar y menos aún recorrer con facilidad. Las dudas e incertidumbres dificultan el camino, pero cuanto más cerca se está del destino, más paz interior se encuentra. Y solo así es cuando podemos respondernos quiénes somos y adónde vamos.

Y en ese camino es donde encontramos a tantos otros necesitados de respuestas y de luz, una respuesta y una luz que tu ayuda puede traerles.

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